miércoles, 14 de septiembre de 2016

(Parte 7) RESTAURACIÓN

  RESTAURACIÓN



En una intervención de restauración debemos ser extremadamente cautelosos a la hora de prescribir un tratamiento puesto que el soporte original rara vez queda a la vista y tenemos que guiarnos por pocas referencias y bastante intuición.

Casi siempre observaremos soportes con algunas patologías visibles y muchas veces los veremos con buen aspecto, pero ocultándonos en la mayor de las ocasiones la realidad de su estado.

Debemos asegurarnos mediante una detallada observación del paramento así como con ensayos cuando lo consideremos necesario, del verdadero estado del soporte, puesto que podemos encontrarnos con vicios ocultos difíciles de detectar.



Generalmente, los productos de más calidad son más exigentes en cuanto a la preparación del soporte, por lo que cuanto mejor sea el tratamiento que se pretenda efectuar, más exhaustivo será su estudio.

Lo primero que hay que observar, es si hay desconchamientos y en caso afirmativo, averiguar a qué se deben. Muchas veces nos encontramos con algunos desprendimientos muy localizados debidos a problemas puntuales como una tubería rota o filtraciones de jardineras. En este caso es muy posible que el resto de la fachada esté en buen estado y no hay porque alarmarse.

Sin embargo cuando encontramos desconchamientos de forma generalizada y sin una causa directa aparente, es cuando podemos afirmar casi con total seguridad que la pintura de protección se encuentra en mal estado.


Como en la restauración es donde se dan la mayor parte de las patologías y los soportes son muy variados, en esta segunda parte del artículo vamos a describir de forma más esquemática los problemas y posibles soluciones de manera que asignaremos a cada soporte el tipo de patología que suele darse y como éstas suelen ser comunes, las describiremos en primer lugar para no resultar excesivamente reiterativos.

Patologías más habituales:

Fisuras de asentamiento
Fisuras vivas
Humedad capilar
Humedad por filtraciones
Salitre
Desconchamientos
Decoloración y Caleo
Biodeterioro
Contaminación por Piritas



Soportes más habituales:
Mortero de cemento
Piedra
Ladrillo
Hormigón
Mortero de cal
Mortero monocapa


  FISURAS DE ASENTAMIENTO



Este tipo de fisuras se dan en los edificios nuevos en el momento que entran en carga y se dan solamente una vez. Pertenecen a la clase de fisuras muertas, es decir están estabilizadas y no continúan avanzando una vez alcanzado el punto de equilibrio.

Carecen relativamente de importancia siempre y cuando no afecten a elementos estructurales, es decir que no se vean afectados pilares o vigas.

En este caso sus causas pueden ser muy diversas y conviene diferenciarlas de las grietas.



Las fisuras se originan en las variaciones de longitud de determinadas caras respecto a otras  y derivan de tensiones que desarrollan el material mismo por retracciones o entumecimientos que se manifiestan en las superficies libres. Si existen tensiones superiores a la capacidad de resistencia del hormigón se pueden producir grietas, que generalmente atraviesan de lado a lado el espesor de la pieza.

Identificación de las grietas:

Grietas paralelas a la dirección del esfuerzo, se producen por esfuerzo de compresión. Son muy peligrosas, especialmente en columnas ya que son debidas al agotamiento de la capacidad de carga del pilar y el desplome puede producirse en cualquier momento.

Grietas perpendiculares a la dirección del esfuerzo, indican que la estructura está trabajando por tracción y probablemente esté fallando el apoyo.


Grietas verticales en el centro de la luz de una viga, se originan en esfuerzos de flexión y se deben principalmente a armaduras infradimensionadas.

Grietas horizontales o a 45º en vigas, son debidas al esfuerzo de corte y se originan cuando la sección de apoyo es insuficiente o los hierros se encuentran doblados.


Grietas circulares rodeando las piezas, son debidas a esfuerzos de torsión al no contar con armaduras de refuerzo suficientes para contrarrestarlos.
En todos estos casos, sus soluciones se escapan al espíritu de este artículo, si bien debemos aconsejar recurrir a la ayuda de un especialista debido al peligro que podrían entrañar ignorar estas patologías.













  FISURAS VIVAS



Las fisuras vivas se deben a los diferentes coeficientes de dilatación de los materiales.

Cuando unimos materiales con coeficientes bastante dispares, el resultado son fisuras que reaparecen insistentemente cuanto se tratan de reparar mediante un mortero convencional.

La más corriente es la fisura viva estructural y generalmente aparecen cerca de la estructura en forma de líneas rectas siguiendo los pilares y los forjados, como ya hemos explicado a lo largo de este artículo.

Otra fisura es la fisura del mortero que aparece en forma de craquelado cuando este es muy rico en cemento, rigidizando de tal manera al enlucido, que este no es capaz de acompañar a la fábrica en su movimiento de dilatación.


No debemos confundirla con otra fisura de aspecto muy parecido resultante de todo lo contrario, es decir mezcla degradada por falta de cemento. Si no percibimos este problema, podemos aplicar un tratamiento sobre un soporte inestable con el riesgo que esto supone.

También nos podemos encontrar con fisuras vivas si el edificio se encuentra en una zona de arcillas expansivas y no se ha tenido en cuenta a la hora de diseñar la cimentación.

  HUMEDAD CAPILAR

La humedad capilar es un fenómeno conocido desde la antigüedad. El agua asciende por los capilares de los materiales a raíz de la escasa tensión superficial y su nivel de ascenso depende del nivel freático así como de la cantidad de sales solubles existentes tanto en el terreno como en los materiales.
Tradicionalmente esta patología se trataba de mitigar colocando piedras compactas tanto en la cimentación como en el arranque de la obra, debido a su menor absorción.


Actualmente esto se soluciona mediante hidrofugación e impermeabilización  de los hormigones de cimentación además de la inclusión de drenajes.

Muchos edificios antiguos se ven afectados por esta patología debido a que cambian las condiciones adyacentes, se recrecen las calles, se edifican sótanos contiguos y esto hace que se modifique el nivel freático creando un problema donde no existía antes.

martes, 16 de agosto de 2016

(Parte 6) PATOLOGÍAS Y SOLUCIONES EN OBRA NUEVA

PATOLOGÍAS Y SOLUCIONES EN OBRA NUEVA

OBRA NUEVA

Si bien una obra nueva a priori no debería presentar ninguna patología, en la práctica nos encontramos con una cantidad importante de problemas a causa de una ejecución defectuosa o, más raro pero no infrecuente, de diseño, por lo que también vamos a prestar especial atención a este tipo de obras.

Lo primero que debemos hacer es analizar visualmente la obra tratando de encontrar puntos singulares donde existan patologías o riesgo de futuras patologías, por lo que es fundamental fijarse en qué tipo de materiales se han empleado para el cerramiento y cómo se ha efectuado éste, si tiene estructura y de qué tipo, (metálica, hormigón, madera, mixta, etc), cómo se ha resuelto el encuentro con los pilares y cantos de forjado, cómo se han impermeabilizado los aleros, si dispone de adecuadas juntas de dilatación, si las jardineras han sido debidamente tratadas y si la cimentación dispone de un drenaje.

Generalmente la única patología que se suele apreciar en obra nueva en ejecución, es la que menor importancia tiene y se trata de las fisuras de retracción de mortero.
Estas fisuras son debidas principalmente a una inadecuada relación agua / cemento que se podrían haber evitado aditivando un plastificante a la mezcla y cuya solución es tan sencilla como un simple emplastecido antes de pintar.

El resto de patologías, no suelen presentarse hasta un tiempo después de haber finalizado la obra, debiendo preverlas para corregirlas a tiempo, siendo las más frecuentes las fisuras vivas y los desconchamientos.


Las fisuras vivas se producen por diferencia de coeficientes de dilatación de los distintos materiales que componen la obra, mostrándose generalmente en forma de líneas rectas siguiendo la estructura del edificio, aunque también se observan fisuras en forma de craquelado cuando el mortero es muy rígido por exceso de cemento en la mezcla.
Además, podemos encontrar una fisura muy típica que se forma horizontalmente a la altura del último forjado en los edificios con azotea. Se produce a causa del empuje que ejerce la solería de la terraza sobre el peto cuando no se ha previsto una junta de dilatación o no está correctamente dimensionada. Estas fisuras suelen ser bastante peligrosas puesto que trabajan por cizallamiento y siempre es recomendable corregir también el origen.

Los desconchamientos en los aleros suelen darse por falta de impermeabilidad de las tejas que lo recubren, formándose pequeñas pompas en determinados puntos. Cuando no se han eliminado correctamente los desencofrantes en los aleros de hormigón, se producen desprendimientos laminares generalizados al utilizar pinturas en emulsión acuosa.












    
En las jardineras, una inadecuada impermeabilización de éstas también da como resultado la pérdida de la capa de pintura. No solamente el agua de riego que se filtra nos va a afectar sino que también llega acompañada de sales solubles procedentes de la tierra vegetal que al evaporarse, produce el temido salitre.




Obra nueva sin patologías


En este caso el revestimiento a aplicar, estará en función del tipo de acabado que deseemos obtener: liso, rugoso, texturado, granulado, imitación a mortero monocapa, etc., teniendo en cuenta que un verdadero revestimiento de protección, debe ser impermeable al agua de lluvia, pero permeable al vapor de agua, característica que evitará la formación de humedades interiores por lo que se debe evitar a toda costa aplicar revestimientos no transpirables en paramentos verticales, ya que el resultado suele ser el contrario al deseado.

Un aspecto muy descuidado son los tiempos de secado del mortero y como veremos, esta recomendación no carece de fundamento por varios motivos.
En primer lugar es necesario esperar a que el mortero haya evaporado el agua superficial, tanto mas si la pintura a aplicar es una emulsión acuosa. Con un soporte húmedo, la pintura no va a anclar correctamente y se va a quedar superficialmente, desprendiéndose con relativa facilidad.

En segundo lugar, el mortero no adquiere suficiente resistencia para soportar la tensión generada por la reticulación de la película de pintura hasta transcurridos unos siete días aproximadamente, tiempo que variará en función del tipo de  pintura y de la resistencia del mortero.



Por último, el aspecto más importante: el de la alcalinidad del soporte. Como sabemos, los morteros de cemento tienen un pH muy elevado (cercano a 14) y aunque las pinturas diseñadas para fachadas son insaponificables, si no esperamos a que se reduzca el pH a nivel superficial, corremos el riesgo de sufrir cambios de tonalidad al utilizar determinados pigmentos contenidos en colores como el bermellón, el azul, el verde, el amarillo o el violeta, formándose un curioso fenómeno donde se vislumbra perfectamente la obra viva como si tratase de una radiografía.

Cuando se trata de superficies de hormigón armado, esta alcalinidad se convierte en un aliado de la armadura metálica, por lo que debemos considerar una protección adicional anti-carbonatación.



Nos decantaremos por resinas de Pliolite® si la superficie de hormigón presenta un aspecto bruñido y nos puede dificultar la adherencia. Su µCO2 = 3.280.000, lo que equivale a 388 mts de espesor equivalente para una capa seca de 120 micras.
Aún mejor protección podemos obtener con resinas fotoreticulantes si sospechamos que pueda haber movimiento en la superficie. Con una capa seca de 650 micras, vamos a resistir fisuras vivas de hasta 2 mm y µCO2 = 980.000, lo que equivale a 614 mts de espesor equivalente.

Para ofrecer resistencia a ambientes marinos y muy alta durabilidad, usaremos las polivalentes resinas 100% acrílicas que gracias a su buena adherencia, impermeabilidad y facilidad de aplicación, convierten a estas pinturas en líderes indiscutibles en la protección de fachadas.
Si la obra se encuentra muy expuesta a polución ambiental, principalmente en un medio urbano, utilizaremos pinturas ecológicas a base de resinas acrilo-siloxanos. Son inalterables a la lluvia ácida, a los microorganismos, a los rayos UV y al ozono. Al no ser termoplástico, no se adhiere ni retiene la suciedad y como produce un efecto perleo gracias a los siloxanos, las pocas motas de polvo que puedan haberse adherido son arrastradas por las gotas de lluvia.

  Obra nueva con patologías

Como ya hemos advertido, es raro que dichas patologías se encuentren manifiestamente visibles en la obra por lo que nuestra función principal será anticiparnos y evitarlas.


El problema más frecuente suele ser el fisuramiento de los paramentos verticales en los paños ciegos, donde más tarde se puede apreciar perfectamente la forma de la estructura del edificio debido a las diferencias de coeficientes de dilatación del hormigón respecto al cerramiento de cerámica cuando este no abraza a dicha estructura y se refuerza el enfoscado con una malla de mortero, fenómeno que se acentúa cuando la estructura es metálica, lo que solucionaremos a través de un tratamiento antifisuras con un revestimiento elástico a base de resinas acrílicas foto-reticulantes.



Esto nos va a permitir absorber fisuras vivas de hasta 2mm y a -15 º C, ayudando a conservar el paramento sin degradarse al impedir la entrada de agua por dichas fisuras.
Esta característica de elasticidad e impermeabilidad al agua, hace que este tipo de tratamiento requiera atención cuando nos encontramos con presión negativa, por lo que hay que ayudarse de una imprimación  de clorocaucho para evitar que el agua forme bolsas.

En un tratamiento normal, la capa de pintura se fracturaría dejando pasar el agua. Sin embargo, la elevada elasticidad de este tipo de revestimientos, impide que se rompa el film y como es impermeable al agua en fase líquida, forma embolsamientos que desaparecen en cuanto dicho agua pasa a fase vapor.


Otro punto a tener en cuenta son los aleros del tejado, que aunque generalmente no suponen un problema serio, la reparación suele ser bastante engorrosa una vez finalizada la obra y desmontados los andamios.



La mayor parte de las obras prolongan el forjado superior mediante un molde dando forma al hormigón, lo que supone un ahorro de tiempo además de otorgar mayor seguridad a la obra, pero que conlleva otros inconvenientes como el de difícil adherencia si se encuentra muy bien vibrado el hormigón además de la presencia de desencofrantes o el de filtraciones por problemas constructivos, ya que la impermeabilización no puede llegar hasta el final y las tejas árabes transmiten el agua por capilaridad, llegando hasta el alero en forma de humedad.

Aquí aplicaremos como mejor solución resinas de Pliolite® por varios motivos: adherencia, protección anti-carbonatación del forjado y resistencia a la presión negativa, ayudándonos con un tratamiento superficial de impregnante de siloxanos en el vuelo de las tejas para modificar su capilaridad.


Es muy importante impermeabilizar perfectamente las jardineras puesto que son una frecuente fuente de problemas de difícil y costosa solución una vez crecidas las plantas, para lo que emplearemos resinas de poliuretano 100 % sólidos aditivadas con repelentes de raíces para mayor seguridad antes de rellenarlas con tierra, logrando elasticidad y adherencia al soporte incluso a piezas de PVC, ya que ésta suele ser la zona de fractura en los tratamientos con láminas asfálticas o con resinas de poliéster.



Otro caso bien distinto es la ausencia de drenaje en la cimentación del edificio, donde el remonte capilar, si el nivel freático es alto, puede arruinarnos un buen acabado. Es posible mitigar los efectos de esta humedad mediante resinas acrilo-siloxanos que permiten una perfecta permeabilidad al vapor de agua sin que se deteriore la película de pintura. Si el acabado elegido tiene textura, se puede tratar previamente el soporte con una imprimación de clorocaucho al disolvente muy resistente a la presión negativa cuando ésta es débil. Cuando nos enfrentamos a fuertes ascensiones de humedad, tenemos que pensar en solucionarlo mediante inyecciones de siloxanos o cortes de muros con capa de poliéster en casos extremos. 





(Parte 5) HUMEDAD CAPILAR Y HUMEDAD RELATIVA

HUMEDAD CAPILAR Y HUMEDAD RELATIVA

EVAPORACION DE LA HUMEDAD CAPILAR Y SALITRE

La porosidad capilar de muchos de los materiales que constituyen el muro, presentan una distribución dimensional de los poros comprendidos en su mayoría entre 0.1 e 1 micras y por tanto según la ley física que regula dicho fenómeno, por ascensión capilar, el agua debería alcanzar una altura superior a 15m.
En la práctica, incluso un muro apoyado sobre un sustrato inundado como en Venecia, difícilmente registra ascensiones capilares superiores a los 2-3 mts.

El motivo de esta diferencia entre la teoría y la práctica, está en el hecho de que junto al fenómeno de la humedad capilar, coexiste el de la evaporación.
En un muro afectado por humedad capilar hasta una altura máxima de 2-3 mts, se puede observar que el contenido de agua puede alcanzar valores del 20 - 30% en las zonas  bajas hasta aproximadamente 1 m.
Por alturas superiores, la evaporación del agua anula una gran parte de las aportaciones  de humedad capilar y se registra una disminución brusca del 15 - 20% a cerca del 5%  en la franja del muro entre1 y 2 mts de altura.
Para alturas superiores a los 2-3 mts, el valor de la humedad residual oscila entre el 2-3% dependiendo en gran medida de la humedad relativa ambiental.
Lo más habitual es que el fenómeno de la humedad capilar venga asociado con salitre debido a las sales solubles existentes tanto en la composición del muro como en el susbsuelo.















Estas sales disueltas son arrastradas por el agua de ascensión capilar hasta que se depositan en forma de eflorescencias o subflorescencias, en función de las condiciones climáticas, sobre la superficie que se evapora.






Ante una circunstancia climática (viento fuerte y baja humedad relativa) la evaporación del agua es tan rápida que no llega a alcanzar la superficie externa, de manera las sales se depositan en el interior del muro produciendo sub-florescencia.

El agua que asciende capilarmente desde el suelo, transporta consigo sales hidrosolubles que encuentra en su camino. La distribución del contenido está en función de la altura y espesor y estará fuertemente condicionado por el complejo fenómeno humedad capilar-evaporación.

Este es el motivo por el cual los deterioros del soporte debido a la acción de las sales expansivas, se muestran a media altura, donde el agua comienza a evaporarse y no en las zonas bajas donde la humedad es tan alta que las sales continúan solubilizadas.










HUMEDAD RELATIVA



Se denomina humedad ambiental a la cantidad de vapor de agua presente en el Aire. Se puede expresar de forma absoluta mediante la humedad absoluta, o de forma relativa mediante la humedad relativa o grado de humedad.

La humedad relativa es la relación porcentual entre la cantidad de vapor de agua real que contiene el aire y la que necesitaría contener para saturarse a idéntica temperatura, por ejemplo, una humedad relativa del 70% quiere decir que de la totalidad de vapor de agua (el 100%) que podría contener el aire a esta temperatura, solo tiene el 70%.
Cuanta más alta es la temperatura del aire, más vapor de agua puede contener y viceversa.
A cada temperatura corresponde un máximo de vapor que no se puede sobrepasar. Ese tope es la humedad de saturación o 100% de humedad relativa.
Por ejemplo si tenemos una temperatura de 25º
Y un contenido de vapor de agua de 10 gr/kg de aire,
Resulta que como a esa temperatura, el aire puede contener hasta 20 gr de vapor de agua/kg de aire, tenemos que la humedad relativa es del 50%
Si bajamos la temperatura a 10º, el aire sólo puede contener 7,5 gr de vapor de agua/kg aire para llegar a saturarse, es decir el 100%.
Por lo tanto si tenemos 10 gr/kg y sólo puede contener 7,5 gr/kg, significa que se han condensado 2,5 gr/kg de aire.
El punto de rocio o temperatura de rocío es la temperatura a la que empieza la condesarse el vapor de agua contenido en el aire y agua, produciendo rocío, neblina o en caso de que la temperatura sea suficientemente baja, escarcha.







(Parte 4) TEORÍA DEL COLOR

Herramientas de evaluación objetiva del color

Árbol de Münsell
El profesor Albert Münsell, desarrolló un sistema, que ubica de manera precisa los colores en un espacio tridimensional
El Sistema de Munsell, es aceptado como método patrón para especificar el color en las superficies.
Según el Sistema de Munsell, cada color tiene su propia apariencia, la cual está basada en tres atributos. Éstos pueden ser variados independientemente, de modo que permite ubicar absolutamente todos los colores dentro en un espacio tridimensional de acuerdo a ellos. Estos atributos son:
Matiz (tono): Es el atributo empleado para describir un color puro. Cuando se pide describir un color, lo primero de lo que se habla es del matiz, ya que este es prácticamente sinónimo del propio color. Así diremos que un color es azul, rojo, amarillo, etc.
Matiz: la característica que nos permite diferenciar entre el rojo, el verde, el amarillo, etc. que comúnmente llamamos color.
Existe un orden natural de los matices: rojo, amarillo, verde, azul, púrpura y se pueden mezclar con los colores adyacentes para obtener una variación continua de un color al otro. Por ejemplo mezclando el rojo y el amarillo en diferentes proporciones de uno y otro se obtienen diversos matices del anaranjado hasta llegar al amarillo. Lo mismo sucede con el amarillo y el verde, el verde y el azul, etc.
Münsell denominó al rojo, amarillo, verde, azul y púrpura como matices principales y los ubicó en intervalos equidistantes conformando el círculo cromático. Luego insertó cinco matices intermedios: amarillo - rojo, verde - amarillo, azul - verde, púrpura azul y rojo púrpura.

Croma (intensidad o saturación): Se define como el grado en el que un color se aparta del color neutro del mismo valor. Es por tanto la fuerza de un color o su pureza, o en otras palabras, un atributo que indica cómo de cerca o lejos está un color del color puro. Así el rosa es un rojo de bajo croma y el bermellón es un rojo de alto croma. Los colores de croma bajo se denominan débiles y los de croma alto se denominan fuertes.
Valor (luminosidad): Se llama valor a la intensidad lumínica; esto es, su grado de claridad. Depende de la cantidad de blanco o negro que se añada. Por ejemplo, el marrón es un valor oscuro del rojo y el rosa es un valor claro del rojo. La escala de valores oscila entre 0 para el negro puro y 100 para el blanco puro.
Ya hemos visto que cada persona percibe el color de un modo distinto. Determinar el color es por tanto una interpretación subjetiva. Cada individuo describirá un mismo color con distintas palabras. Por este motivo resulta difícil comunicar un color de forma objetiva si no se dispone de una norma que sirva de base de referencia.
Una vez determinada la norma, es necesario tener la posibilidad de comparar un color con otro de una manera precisa. La solución vendrá dada por un instrumento de medición que distinga un color de todos los demás y que lo cuantifique, asignando un valor numérico único para cada color.
En la actualidad los instrumentos más usados para cuantificar el color son los denominados  espectrofotómetros. La tecnología espectral mide la luz reflejada o transmitida en muchos puntos del espectro visible, lo que da como resultado una curva – curva espectral - .
Existen varios tipos de espectrofotómetros; esféricos, multiángulo, 0/45 – éste último el más similar al funcionamiento del ojo humano - , cada uno de los cuales resulta indicado para determinados sectores – textil, automoción, colorantes, etc. -.
Además de los espectrofotómetros, existen los colorímetros, dispositivos que usan tres filtros – rojo, verde y azul – para emular la respuesta del ojo humano al color y la luz.


SISTEMAS CIE
La CIE (Commission Internationale de l’Eclairage) es la institución responsable de las recomendaciones internacionales para la fotometría y colorimetría, que   estandarizó los sistemas de orden de color especificando las fuentes de luz (iluminantes), el observador y la metodología para encontrar los valores de descripción del color.
Los sistemas CIE emplean tres coordenadas para ubicar un color en un espacio de color. Estos espacios incluyen:
CIE xyz
CIE L*a*b*
CIE L*c*hº
De todos ellos, nos vamos a centrar exclusivamente en el espacio CIE L*a*b*, ya que es el que más habitualmente se emplea.
CIE L*a*b* (CIELAB)

Cuando un color se expresa en CIELAB :

L* define la claridad
a* define el valor rojo / verde
b* define el valor amarillo  / azul
Una medición en la dirección +a*, denota un desplazamiento hacia el rojo. Por el contrario si la medición se dirige hacia –a* indica un desplazamiento hacia el verde.
En el eje b*, un movimiento hacia +b* indica un cambio hacia el amarillo, mientras que un movimiento en dirección –b* implica un cambio hacia el azul.
El eje L* varía desde el valor L*=0 que indica negro, hasta L*=100 que indica blanco. Los valores intermedios son escalas de grises.


NCS

Un sistema de ordenación del color bastante conocido y empleado es el sistema NCS (Natural Color System). Su éxito se fundamenta en que está basado en el sistema CIELab y han comercializado una serie de cartas con una estructura lógica al contrario del sistema RAL. Con el sistema NCS pueden denominarse todos los colores imaginables y asignarles una notación única.
Los seis colores monocromáticos en los que se basa la facultad del ser humano para caracterizar los diferentes colores son:
El sólido de color NCS es la representación tridimensional en la que se encuentran definidos y dotados de un código NCS, todos los colores superficiales imaginables.
Para poder facilitar la representación gráfica este doble cono se divide en dos modelos bidimensionales, denominados respectivamente, círculo cromático NCS y triángulo cromático NCS.


El círculo cromático NCS es un corte horizontal por el centro del sólido de los colores NCS.


Los cuatro colores primarios Y, R, B y G, están situados como si fueran los cuatro puntos cardinales de una brújula.

Cada cuadrante entre dos colores primarios p.ej. Y y R se encuentra dividido en 100 intervalos.

En el círculo cromático que representamos en esta página, aparece indicado el tono Y90R del ejemplo anterior. (Amarillo con un 90% de rojo)




El triángulo cromático NCS es un corte vertical del sólido de colores por cada tono.
A la izquierda del triángulo se encuentra la escala de grises, de blanco (W) a negro (s) y a la derecha (en el vértice) la máxima saturación del tono en cuestión (en este caso el Y90R del ejemplo).
Los colores de la misma tonalidad pueden tener negrura y cromaticidad distintas, este es el matiz.
Esto puede demostrarse mediante los triángulos cromáticos donde las escalas están igualmente divididas en 100 intervalos


La notación NCS

En la notación NCS 2030-Y90R las primeras dos cifras (20) representan el matiz del color, es decir el grado de semejanza con el negro (S) y las dos siguientes (30) la cromaticidad (‘C).



DIAGRAMAS DEL SISTEMA ACC

Este sistema basado en el NCS se diferencia en la diferente notación de la Tonalidad (este sistema en mucho menos intuitivo) y en la luminosidad al contrario de NCS que trabaja con la negrura.
En lo demás sigue el mismo esquema lógico del árbol de Münsell

Los dos primeros dígitos identifican la tonalidad, que se refiere la naturaleza del color, por ejemplo, rojos, verdes, azules, violetas....
Los dígitos intermedios corresponden a la saturación, es decir, su grado de intensidad.
Los dos últimos dígitos corresponden a la luminosidad o claridad que se mide según la cantidad de luz que refleja el color